sábado, 24 de enero de 2015

CUNlRAYA HUIRACOCHA y CAHUILLACA

En tiempos muy antiguos, Cuniraya Huiracocha se convirtió en un hombre muy pobre, andaba paseando con su ropa hecha harapos y sin reconocerlo algunos hombres lo trataban de mendigo piojoso. Pero Cuniraya Huiracocha era huaca, animaba a todas las comunidades, con solo su palabra preparaba los terrenos de cultivo, consolidaba los andenes; arrojando una flor de cañaveral, llamada pupuna, hacía una acequia desde su fuente. Así, por su gran poder, humillaba a las demás huacas de la región.
Había una mujer llamada Cahuillaca, quien era también era huaca, que por ser tan hermosa todas las demás huacas la pretendían. Pero ella siempre las rechazaba. Sucedió que esta mujer, que nunca había sido tocada por un hombre, se encontraba tejiendo debajo de un árbol de lúcumo. Cuniraya, que la observaba de lejos, pensaba en la manera de acercarse a la bella Cuhuillaca. Entonces se convirtió en un pájaro y voló hasta la copa del lúcumo, donde encontró una lúcuma madura a la que le introdujo su semen, luego la hizo caer del árbol cerca de Cahuillaca. Al verla se la comió muy gustosa y de esa manera quedó embarazada sin haber tenido relaciones con ningún hombre.
A los nueve meses Cahuíllaca dio a luz, crió sola durante un año a su hijo, pero siempre se preguntaba quién sería el padre. Al cumplirse el año, el niño ya andaba a gatas, llamó entonces a todos, huacas y huillcas, a una reunión a la que estos acudieron vestidos con su ropa más fina. Esta reunión tuvo lugar en Anchicocha, al llegar se fueron sentando y la bella Cahuillaca les enseñaba a su hijo y les preguntaba ¿quién era el padre? Pero nadie reconoció al niño. Cuniraya Huiracocha también había asistido, pero como estaba vestido como mendigo Cahuillaca no le preguntó a él, pues le parecía imposible que su hijo hubiese sido engendrado por aquel hombre miserable.
Como nadie reconocía al niño, Cahuillaca le dijo al niño que fuera él mismo a reconocer a su padre y dijo a las huacas que si el padre estaba presente el niño se le subiría encima. Así lo hizo y el niño se dirigió muy contento donde se encontraba Cuniraya Huiracocha. Cuando su madre lo vio, muy encolerizada, gritó: «!Ay de mí! ¿Cómo habría podido yo dar a luz el hijo de un hombre tan miserable?». Y con estas palabras cogió a su hijo y corrió hacia el mar. Entonces Cuniraya dijo: ahora sí me va a amar, se vistió con un traje de oro y la siguió, llamándola para que lo viera. Pero Cahuillaca no volvió para mirarlo, siguió corriendo con la intención de arrojarse al mar por haber dado a luz el hijo de un hombre tan «horrible y sarnoso». Al llegar a la orilla, frente a Pachacamac, se arrojó al mar quedando convertidos, ella y su hijo, en dos islotes que están muy cerca de la playa.
Como Cuniraya creía que Cahuil!aca iba a verlo, la seguía a distancia llamándola y gritándole continuamente. Entonces se encontró con un cóndor y le preguntó: -«Hermano, ¿dónde te encontraste con esa mujer?» -«Aquí cerca está, ya casi la vas alcanzando», le respondió el cóndor. Por darle esa respuesta Cuniraya le dijo al cóndor: “Siempre vivirás alimentándote con todos los animales de la puna, y cuando mueran tú sólo te los comerás, y si alguien te mata, él también morirá».
Enseguida se encontró con una zorrina y ésta le dijo: -«Ya no la alcanzarás, está muy lejos». Por darle esa mala noticia Cuniraya le dijo: -«Por lo que me has contado, no caminarás de día solo de noche, odiada por los hombres y apestando horriblemente». Más abajo en su camino se encontró con un puma. -«Ella todavía anda por aquí, ya te estás acercando», le dijo el puma. Cuniraya le prometió: -«Comerás las llamas del hombre culpable, y si alguien te mata te hará bailar primero en una gran fiesta, y todos los años te sacará sacrificándote una llama».  Así Cuniraya le confirió al puma categoría para ser adorado, y dispuso además que todos los años se celebre una fiesta en su honor y se sacrificara una llama.
También se encontró con un zorro. Al preguntarle por Cahuíllaca el zorro le dijo que se encontraba ya muy lejos y que no la alcanzaría. Por esto le dijo al zorro: -«Aunque andes a distancia, los hombres llenos de odio te tratarán de zorro malvado y desgraciado. Y cuando te maten te botarán a ti y a tu piel como algo sin valor». Luego se encontró con un halcón, éste le auguró que pronto la alcanzaría. Por ello Cuniraya le dijo: -«Tendrás mucha suerte, y cuando comas primero almorzarás picaflores. El hombre que te mate llorará tu muerte, y sacrificará una llama en tu honor, y bailará poniéndote sobre su cabeza para que resplandezcas allí».
Enseguida se encontró con unos loros, quienes le dijeron que ya alcanzaría a Cahuillaca. Por ello Cuniraya les maldijo diciendo: -«Andaréis gritando muy fuerte, y cuando los escuchen, sabiendo que tienen la intención de destruir los cultivos, sin tardar los hombres os ahuyentarán y habrán de vivir sufriendo mucho, odiados por ellos». De este modo, cada vez que se encontraba con alguien que le daba una' buena noticia le auguraba un buen porvenir, y si se encontraba con alguien que le daba malas noticias lo maldecía. De este modo llegó hasta el mar donde se encontraban dos hijas de Pachacamac custodiadas por una serpiente. Pero poco antes, la madre de éstas, Urpayhuachac, había entrado al mar a visitar a Cahuillaca.
Aprovechando esta ausencia Cuniraya violó a la menor de las hijas. Cuando quiso hacer lo mismo con Laotra, ésta se transformó en paloma y voló. Es por esto que a su madre la llaman Urpayhuachac la que pare palomas. En ese tiempo no había peces en el agua. Sólo Urpayhuachac los criaba en un estanque que estaba dentro de su casa. Cuniraya, enfadado porque había ido a visitar a Cahuillaca arrojó todos los peces del estanque al mar. Y por esto el mar, ahora, está poblado de peces. Cuando la hija menor de Urpayhuachac le contó lo que Cuniraya le había hecho, ésta se encolerizó y se decidió por matarlo. Para ello tramó un astuto plan. Urpayhuachac llamó a Cuniraya con el pretexto de quitarle: las pulgas. Este aceptó, pero al mismo tiempo Urpayhuachac hizo crecer una gran peña para que le cayera encima y lo aplastara. Pero Cuniraya se dio cuenta de las verdaderas intenciones de Urpayhuachac y huyó del lugar. Desde entonces Cuniraya Huiracocha anda por el mundo engañando a huacas y hombres.


Tomado de: Los mitos y las tradiciones de Huarochirí durante el siglo XVII. 
Articulo realizado por Eduardo Vásquez Monge.

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